Dr Bruno Pinto – Clínica Oporto – Nick: "SHADOW2" - 1.624 Grafts – 16 Octubre 2018 – REPARACIÓN low cost.
Publicado: Lun Oct 22, 2018 4:42 pm
Llevo registrado desde enero de 2017 pero sólo como visitante, no como forero activo, pero me he animado también a publicar mi caso para poder poner mi grano de arena y ayudar a los demás como muchos otros me han ayudado a mi.
Como mucho de los que estamos aquí, tenía la ilusión de volver a tener el pelo que la alopecia androgénica me había arrebatado. Mi caso era relativamente fácil ya que sólo tenía alopecia en el frontal y vi en los foros que hoy en día se podía conseguir. A raíz de ahí comencé a investigar y descubrí que en Turquía realizaban este tipo de operaciones a muy bajo coste y teóricamente con buenos resultados.
Para mi desgracia acabé en manos de Medicalfue, para realmente pude haber acabado en cualquier otra. Sencillamente se dieron las circunstancias: su página web era magnifica, mostraba resultados asombrosos, era una clínica de vanguardia con todos los avances de última tecnología y “profesionales” con años de experiencia. Contacté con su representante, Gonzalo Campos, y realmente caí en manos de un estafador sin escrúpulos, porque sólo alguien así es capaz de enviar a personas a que le hagan lo que nos hicieron a nosotros.
Toda mi historia en Turquía fue una película de terror desde que llegué al aeropuerto y no estaba ni el chófer. La clínica de última generación era un salón con un escritorio y un aseo. No existía. Me sacaron la sangre en un sofá, y luego me enviaron a un hospital donde se hicieron cargo de mi unos chicos en zapatillas de deporte que no me explicaron nada. Me rasuraron con una maquinilla oxidada, me metieron en una habitación mohosa sin ventilación alguna. Me mutilaron mi zona donante y sufrí un dolor terrible pese a que me metieron anestesia para dormir a un rinoceronte. No paraba de chorrearme la sangre y me cambiaban continuamente el empapador. La presunta “doctora” Nur, lo único que me hizo fueron las incisiones, y me hizo el dobre de los grafts que me extrajeron. Me injertaron los grafts los chicos mientras fumaban con la música a tope. Incluso escuché cómo les caían utensilios metálicos al suelo.
Os prometo que pensé en más de un momento, que no iba a salir de allí con vida.
No quiero generalizar y decir que todo el que vaya a Turquía va a sufrir lo mismo que yo, pero sí os aconsejo a todos que antes de tomar una decisión tan importante en la vida, os la penséis 100 veces.
Mi fotos hablarán por si solas.
Pero en la vida no todo son desgracias y tuve la suerte de conocer a Emilio y los casos del doctor Bruno Pinto (un cirujano en mi opinión inmejorable). Cuando les presente mi caso, se responsabilizaron y me asesoraron en todo momento. Qué diferencia y qué tranquilidad.
El día de La operación volví a nacer. En lo primero que me fijé fue en la cantidad de diplomas que tenía y su título universitario de medicina, por fin estaba ante un auténtico doctor. La clínica es preciosa, luminosa como un palacio de cristal, y el doctor lo hizo absolutamente todo: el análisis y revisión preoperatorio, las fotos, el rasurado, la aplicación de la anestesia, la extracción, la implantación, incluso el lavado, y me dio las instrucciones post operatorias. Se veía un hombre minucioso y cuidadoso que amaba lo que estaba haciendo. También se le nota que es profesor y disfruta explicándote cada paso que va a dar. Todas sus asistentas son enfermeras tituladas con estudios universitarios y con experiencia. Vamos, que cualquier parecido con mi anterior experiencia era pura coincidencia.
Mi mujer pudo ver a través de un cristal cómo trabajaban y se quedó maravillada. Gracias a Dios tuve suficiente capital donante y el doctor incluso consiguió sacarme una tasa de 2,63 pelos x graft. Tome dos aperitivos y una comida de calidad. No sentí ni abatimiento ni cansancio, la anestesia que me puso fue la justa y necesaria, y lo que más me llamó la atención fue la ausencia de dolor lo cual me quitó inmediatamente los nervios ya que además me sentí en todo momento arropado y en buenas manos.
Ahora en casa, tanto el doctor Bruno Pinto como Emilio han estado pendientes de mi. Sólo tengo palabras de agradecimiento para todo este gran equipo de profesionales, con ética y amantes de su profesión. Gracias Marlene y Frederica, y en definitiva a todos por conseguir devolverme la sonrisa y hacer un trabajo sencillamente excelente.
-----------------------------------
Ahora os voy a mostrar unas fotos de mi operación para que entendáis mejor mi historia. Creo que las fotos hablan por si solas. No muestro mi cara, pero si me la mostrara veríais una expresión de: Dios mío, dónde me he metido y qué me han hecho.
Como mucho de los que estamos aquí, tenía la ilusión de volver a tener el pelo que la alopecia androgénica me había arrebatado. Mi caso era relativamente fácil ya que sólo tenía alopecia en el frontal y vi en los foros que hoy en día se podía conseguir. A raíz de ahí comencé a investigar y descubrí que en Turquía realizaban este tipo de operaciones a muy bajo coste y teóricamente con buenos resultados.
Para mi desgracia acabé en manos de Medicalfue, para realmente pude haber acabado en cualquier otra. Sencillamente se dieron las circunstancias: su página web era magnifica, mostraba resultados asombrosos, era una clínica de vanguardia con todos los avances de última tecnología y “profesionales” con años de experiencia. Contacté con su representante, Gonzalo Campos, y realmente caí en manos de un estafador sin escrúpulos, porque sólo alguien así es capaz de enviar a personas a que le hagan lo que nos hicieron a nosotros.
Toda mi historia en Turquía fue una película de terror desde que llegué al aeropuerto y no estaba ni el chófer. La clínica de última generación era un salón con un escritorio y un aseo. No existía. Me sacaron la sangre en un sofá, y luego me enviaron a un hospital donde se hicieron cargo de mi unos chicos en zapatillas de deporte que no me explicaron nada. Me rasuraron con una maquinilla oxidada, me metieron en una habitación mohosa sin ventilación alguna. Me mutilaron mi zona donante y sufrí un dolor terrible pese a que me metieron anestesia para dormir a un rinoceronte. No paraba de chorrearme la sangre y me cambiaban continuamente el empapador. La presunta “doctora” Nur, lo único que me hizo fueron las incisiones, y me hizo el dobre de los grafts que me extrajeron. Me injertaron los grafts los chicos mientras fumaban con la música a tope. Incluso escuché cómo les caían utensilios metálicos al suelo.
Os prometo que pensé en más de un momento, que no iba a salir de allí con vida.
No quiero generalizar y decir que todo el que vaya a Turquía va a sufrir lo mismo que yo, pero sí os aconsejo a todos que antes de tomar una decisión tan importante en la vida, os la penséis 100 veces.
Mi fotos hablarán por si solas.
Pero en la vida no todo son desgracias y tuve la suerte de conocer a Emilio y los casos del doctor Bruno Pinto (un cirujano en mi opinión inmejorable). Cuando les presente mi caso, se responsabilizaron y me asesoraron en todo momento. Qué diferencia y qué tranquilidad.
El día de La operación volví a nacer. En lo primero que me fijé fue en la cantidad de diplomas que tenía y su título universitario de medicina, por fin estaba ante un auténtico doctor. La clínica es preciosa, luminosa como un palacio de cristal, y el doctor lo hizo absolutamente todo: el análisis y revisión preoperatorio, las fotos, el rasurado, la aplicación de la anestesia, la extracción, la implantación, incluso el lavado, y me dio las instrucciones post operatorias. Se veía un hombre minucioso y cuidadoso que amaba lo que estaba haciendo. También se le nota que es profesor y disfruta explicándote cada paso que va a dar. Todas sus asistentas son enfermeras tituladas con estudios universitarios y con experiencia. Vamos, que cualquier parecido con mi anterior experiencia era pura coincidencia.
Mi mujer pudo ver a través de un cristal cómo trabajaban y se quedó maravillada. Gracias a Dios tuve suficiente capital donante y el doctor incluso consiguió sacarme una tasa de 2,63 pelos x graft. Tome dos aperitivos y una comida de calidad. No sentí ni abatimiento ni cansancio, la anestesia que me puso fue la justa y necesaria, y lo que más me llamó la atención fue la ausencia de dolor lo cual me quitó inmediatamente los nervios ya que además me sentí en todo momento arropado y en buenas manos.
Ahora en casa, tanto el doctor Bruno Pinto como Emilio han estado pendientes de mi. Sólo tengo palabras de agradecimiento para todo este gran equipo de profesionales, con ética y amantes de su profesión. Gracias Marlene y Frederica, y en definitiva a todos por conseguir devolverme la sonrisa y hacer un trabajo sencillamente excelente.
-----------------------------------
Ahora os voy a mostrar unas fotos de mi operación para que entendáis mejor mi historia. Creo que las fotos hablan por si solas. No muestro mi cara, pero si me la mostrara veríais una expresión de: Dios mío, dónde me he metido y qué me han hecho.